Anastasia McQueen es una mujer muy joven, pero su juventud no se traduce ni mucho menos en inexperiencia. Ella comenzó a tocar con tan solo diez años y desde muy jovencita empezó a viajar con diferentes orquestas, conociendo lo que es el duro mundo de los músicos profesionales.

En su periplo ella aprendió lo que significa tocar ante públicos muy diferentes, todos ellos muy exigentes pero que en algunos casos buscaban cosas completamente distintas. Y había que aprender a conectar con todos ellos para saber qué es lo que querían cada momento.

Solo cuando se consigue este grado de complicidad se puede alcanzar el éxito y complacer a cualquier cliente que te contrate, algo que Anastasia parece manejar a la perfección.

Cuando comenzó a tocar por su cuenta ella ya tenía a sus espaldas experiencia y formación suficientes como para moverse por un escenario sabiendo muy bien qué hacer y qué esperaba de ella su público.

Anastasia, una mujer con una sensibilidad exquisita

Dicen que las mujeres tienen un don especial para empatizar con quienes las rodean. En el caso de Anastasia McQueen esto se cumple a la perfección. Ella ha sabido conectar con públicos muy diferentes de nacionalidades distintas.

Esto es una gran ayuda en Ibiza, una isla en la que es posible encontrarse con personas de muchos países y que además, están acostumbrados a unos niveles muy altos de calidad en lo que se refiere a shows de entretenimiento.

La oferta ibicenca es muy variada y aquí la gente está acostumbrada a tener a los mejores del mundo, especialmente en lo que se refiere a espectáculos musicales. Si no ofreces alta calidad y algo que te diferencie del resto, no tienes nada que hacer en la meca de la música de baile.

Anastasia no solo ha logrado sorprender al público y  metérselo en el bolsillo una vez, algo relativamente fácil y que puede deberse tan solo a la casualidad. Ella ha sido capaz de hacerlo ya muchas veces y de situarse entre los números uno de la isla.

Un buen ejemplo de esto es su show con Flyboarders durante el cual ella misma se eleva sobre el agua a ocho metros de altura, sin dejar de tocar su saxo y de invitar a la gente a bailar sin quitar ojo a lo que está ocurriendo en el escenario.

Anastasia ha llegado para quedarse y no dudes de que seguirá sorprendiéndote y ofreciéndote cada vez más.