Anastasia McQueen es toda una ciudadana del mundo. Desde muy joven, cuando dejó su Bielorrusia natal, Anastasia sabe lo que es vivir en ciudades muy diferentes y países con culturas muy diversas.

Sus periplos profesionales la han llevado a residir durante algún tiempo en Rusia para, a continuación comenzar a viajar por todo el mundo. Ha estado en prácticamente toda Europa de la mano de diferentes orquestas y, ya en solitario, ha visitado destinos tan lejanos como Tailandia, Dubai o Nueva York.

Actualmente, su residencia es Ibiza, allí tiene su casa y se ha declarado en más de una ocasión toda una enamorada de la isla. Es el lugar en el que más trabaja, pues en sus salas de fiestas tan famosas en el mundo entero ha labrado gran parte de su carrera profesional en solitario. Pero continúa viajando por trabajo con mucha frecuencia.

Disfrutar de los paisajes

Viendo el Instagram de Anastasia es fácil descubrir que su sensibilidad artística no se queda solo en el aspecto musical. Es capaz de disfrutar de la belleza de un bonito atardecer en una exótica playa o de pasear en helicóptero sobre un mar de rascacielos en pleno Manhattan. Encuentra la belleza en todo lo que hace y disfruta descubriendo nuevos rincones.

Y si pensabas que las modelos viven del aire, Anastasia lo desmiente ya que una de sus aficiones es descubrir nuevos rincones gastronómicos en las ciudades que visita con frecuencia, como Barcelona, o probar platos típicos en otros países. Ella disfruta de la comida con moderación porque sabe que la clave para cuidar su cuerpo está en darle lo que necesita: una buena alimentación y ejercicio.

Un público nuevo

Pero lo que sin duda más le gusta a Anastasia de sus viajes es descubrir en cada uno de ellos a un público nuevo, con gustos muy diferentes y distintas maneras de expresarse. Pero con el que consigue conectar siempre a través de la música, el lenguaje más internacional de todos.

Ella logra conectar con la gente de cualquier cultura y enamorar a todos por igual. Verla en el escenario es una buena experiencia en cualquier sala de fiestas o en cualquier escenario y, al final, todos reaccionan de una manera muy parecida: bailando, aplaudiendo y, en definitiva, disfrutando con un show que está pensado para que quién lo vea lo pase bien y desconecte de todo.